Un equipo internacional de científicos ha perforado el fondo del Gran Agujero Azul en Belice y los resultados son alarmantes: los ciclones tropicales en el Caribe han aumentado de forma constante en los últimos 5.700 años y podrían intensificarse drásticamente hacia finales del siglo XXI.
Un archivo natural de tormentas
El Gran Agujero Azul, un sumidero marino de 300 metros de diámetro y 125 de profundidad, ha conservado en su interior un valioso registro climático. Los científicos, liderados por la Universidad Goethe de Fráncfort, extrajeron un núcleo de sedimentos de 30 metros de longitud durante el verano de 2022. Gracias a las condiciones únicas del lugar —como la ausencia de oxígeno en el fondo—, los sedimentos se han mantenido prácticamente intactos durante unos 20.000 años.
Estas capas revelan un total de 574 tormentas tropicales registradas en los últimos 5.700 años, y una tendencia preocupante: mientras antes se registraban entre 4 y 16 tormentas por siglo, solo en las últimas dos décadas ya ocurrieron 9.
¿Qué está detrás del aumento?
Según los investigadores, dos factores son clave:
- El desplazamiento de la Zona de Convergencia Intertropical, que ha alterado la trayectoria de los ciclones.
- El calentamiento global desde la Revolución Industrial, que ha elevado la temperatura del mar, creando condiciones ideales para tormentas más intensas y frecuentes.
Dominik Schmitt, autor principal del estudio, subraya que este patrón no responde a variaciones naturales, sino a la acción humana: “Este elevado número es muy superior al de los últimos 5.700 años”.
Una advertencia urgente
Las proyecciones indican que hasta 45 ciclones tropicales podrían golpear la región caribeña antes del año 2100. Frente a este escenario, los investigadores instan a gobiernos y comunidades a tomar medidas urgentes de adaptación y resiliencia para proteger tanto a las personas como a los ecosistemas marinos.
“La presión está creciendo, y la ciencia ya no deja lugar a dudas: necesitamos acción climática, y la necesitamos ahora”.