Kiev, Ucrania, fue blanco del mayor ataque aéreo de Rusia desde el inicio de la guerra, según informaron las autoridades ucranianas. El bombardeo, que duró siete horas, causó daños significativos en varios distritos de la capital y dejó al menos 23 heridos. Este ataque se produce en medio de una renovada ofensiva rusa para tomar más territorio ucraniano y coincide con crecientes tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y Rusia.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, describió la noche como «dura y de insomnio». Las explosiones resonaron en toda la ciudad, iluminando el cielo nocturno mientras las sirenas de alerta aérea sonaban incesantemente. Equipos de emergencia se movilizaron rápidamente, y los escombros bloquearon varias calles.
Este ataque sigue a otro asalto aéreo de gran escala lanzado por Moscú hace menos de una semana, lo que indica una escalada en la estrategia de ataques de largo alcance contra ciudades ucranianas. Paralelamente, Rusia está intensificando sus esfuerzos para romper la línea del frente, donde las tropas ucranianas enfrentan una presión considerable.
Según la fuerza aérea ucraniana, Rusia lanzó 550 drones y misiles en todo el país durante la noche. La mayoría eran drones Shahed, pero también incluyó 11 misiles. Alya Shahlai, una fotógrafa de bodas de 23 años, relató cómo su hogar fue destruido en el ataque. «Todos estábamos en el refugio porque era tan fuerte que quedarse en casa habría sido suicida», explicó.
El ataque a Kiev coincidió con una llamada telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente ruso, Vladimir Putin. Zelenskyy interpretó el momento del ataque como una señal de que Moscú no tiene intención de poner fin a la guerra. Trump, por su parte, expresó su decepción tras la conversación con Putin, indicando que no percibió en él una disposición a detener los combates.
Funcionarios ucranianos y el Ministerio de Defensa ruso confirmaron un intercambio de prisioneros, aunque no revelaron el número exacto de soldados involucrados. Zelenskyy señaló que la mayoría de los ucranianos habían estado en cautiverio ruso desde 2022.
Mientras tanto, Estados Unidos ha pausado algunos envíos de ayuda militar a Ucrania, incluidos misiles de defensa aérea. Los principales patrocinadores europeos de Ucrania están considerando cómo compensar esta falta, mientras que Zelenskyy anunció planes para desarrollar la industria armamentista nacional.
Datos oficiales recopilados por The Associated Press revelan que Rusia lanzó 5.438 drones a Ucrania en junio, un nuevo récord mensual. Además, se lanzaron más de 330 misiles, incluidos casi 80 misiles balísticos, contra ciudades y pueblos ucranianos.
La ministra de Economía de Ucrania, Yuliia Svyrydenko, describió la situación en Kiev como un «acto deliberado de terror», mientras que el alcalde de la ciudad, Vitali Klitschko, informó que al menos 14 personas fueron hospitalizadas. El Ministerio de Defensa ruso afirmó que sus fuerzas atacaron fábricas que producían drones y otros equipos militares en Kiev.
Las defensas aéreas ucranianas lograron derribar 270 objetivos, incluidos dos misiles de crucero. Sin embargo, los escombros de los drones interceptados cayeron en al menos 33 sitios, causando daños adicionales. Además de Kiev, las regiones de Dnipropetrovsk, Sumy, Járkiv y Chernihiv también sufrieron daños.