En un gesto simbólico pero poderoso, el Palacio de la Presidencia de Panamá se vistió de azul, iluminando la noche con un mensaje claro: la lucha contra la trata de personas es una prioridad nacional. El presidente José Raúl Mulino, acompañado por la primera dama Maricel Cohen de Mulino, encabezó este acto significativo que marca el inicio del Mes de la Prevención contra la Trata de Personas.
El mandatario reafirmó el compromiso inquebrantable de Panamá en esta batalla crucial, haciendo un llamado especial a los directores de los estamentos de seguridad para mantener su determinación en la desarticulación de las redes criminales dedicadas a este atroz delito. La atención se centra particularmente en la protección de los niños y niñas afectados por el tráfico de indocumentados en la región del Darién.
«Estamos haciendo un esfuerzo enorme como país», declaró el presidente Mulino, subrayando la importancia de este compromiso no solo para la seguridad nacional, sino también como una responsabilidad humanitaria global. El mandatario hizo hincapié en la disposición de Panamá para destinar recursos significativos a combatir esta crisis, enviando un mensaje claro a la comunidad internacional sobre la seriedad con la que el país aborda este desafío.
La campaña de este año, bajo el lema «Prevenir, Proteger y Perseguir», adquiere una relevancia especial a la luz de las estadísticas alarmantes de la ONU, que revelan que un tercio de las víctimas de trata son menores de edad, sometidos a abuso sexual, trabajo forzado y reclutamiento por grupos delincuenciales.
El presidente Mulino, quien en 2012 como Ministro de Seguridad Pública firmó el decreto que establece septiembre como el mes de prevención, reflexionó sobre la trascendencia de este momento. «Años después, estar al frente del país evocando un momento que es trascendental, que cobra vigencia al afrontar la crisis humanitaria en la frontera y sus diferentes componentes, es una responsabilidad que asumo con total compromiso», expresó.
Este acto no solo simboliza la lucha contra un crimen que ocupa el tercer lugar entre las actividades ilícitas más lucrativas del mundo, sino que también representa un faro de esperanza para las víctimas, especialmente mujeres y jóvenes, que son atraídas con falsas promesas de trabajo.
El gobierno panameño, a través de esta iniciativa, reafirma su posición de no dar tregua a los perpetradores de este crimen contra la humanidad. Con la participación de ministros, viceministros, directores de seguridad y entidades gubernamentales, Panamá demuestra un frente unido en esta noble causa.
La iluminación azul del Palacio Presidencial no es solo un acto simbólico; es un faro de esperanza y un llamado a la acción para toda la sociedad panameña y la comunidad internacional. Juntos, con determinación y compromiso, Panamá lidera el camino hacia un futuro donde la dignidad humana prevalezca sobre la explotación.