La visita del presidente Xi Jinping a Brasilia esta semana marca un nuevo capítulo en la relación entre dos potencias emergentes del Sur global. Con una historia de 50 años de relaciones diplomáticas, ambos países buscan reforzar su papel en el ámbito internacional.
Sintonía geopolítica: del BRICS al Sur global
Brasil y China comparten una visión pragmática dentro del grupo BRICS, trabajando juntos para fortalecer la influencia de las economías emergentes. La vuelta al poder de Luiz Inácio Lula da Silva en 2023 ha profundizado esta colaboración, especialmente en temas como la paz en Ucrania, aunque su propuesta conjunta de mediación no tuvo éxito entre las potencias occidentales.
Según expertos, las tensiones crecientes de China con EE.UU. y Europa han impulsado a Pekín a mirar más hacia el Sur global, donde Brasil juega un papel estratégico como líder regional.
Relación comercial: cooperación con asimetrías
China es el principal socio comercial de Brasil, siendo el destino de exportaciones clave como soja, hierro y petróleo. Sin embargo, el comercio presenta una asimetría: mientras las exportaciones brasileñas están concentradas en materias primas, China exporta productos diversificados de alta tecnología.
Expertos sugieren que China debería cumplir su compromiso de apoyar la reindustrialización de Brasil, aunque otros destacan que el crecimiento económico basado en «commodities» puede ser sostenible, como lo demuestran ejemplos de Australia y Nueva Zelanda.
La economía verde y la industria automotriz
El potencial de la economía verde es otro punto de convergencia. Fabricantes chinos como Great Wall Motors y BYD están invirtiendo en Brasil para producir autos eléctricos, reforzando la transformación de la industria automotriz hacia tecnologías más sostenibles.
China, líder en la producción de vehículos eléctricos, encuentra en Sudamérica una fuente clave de minerales críticos como el litio y el cobre, esenciales para las baterías de esta nueva generación de automóviles.
¿Más cooperación en el futuro?
La posible reelección de Donald Trump en Estados Unidos podría acelerar el acercamiento entre China y Brasil, ya que Pekín percibe una disminución del «soft power» estadounidense en la región.
Aunque se discutió la posibilidad de que Brasil se una a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el gobierno de Lula ha adoptado un enfoque cauteloso, buscando sinergias sin comprometer su autonomía en política exterior.
Con esta estrategia pragmática, Brasil busca mantener un equilibrio en sus relaciones con China y Estados Unidos, como lo dejó claro Lula: «Queremos a ambos de nuestro lado».