IMPACTO PANAMÁ
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En un movimiento que ha generado controversia y preocupación, el presidente Donald Trump ha evocado la posibilidad de aplicar la pena de muerte a seis legisladores demócratas que, según él, instaron a los militares a desobedecer órdenes gubernamentales. Trump calificó a estos congresistas de «sediciosos» y «traidores», intensificando su retórica contra la oposición y generando interrogantes sobre los límites de la libertad de expresión y la disidencia política en el país.
Los comentarios del presidente surgieron tras la republicación de un video en el que los legisladores demócratas, varios de ellos con experiencia militar o en inteligencia, recordaban a los miembros de las fuerzas armadas su deber de rechazar órdenes ilegales. Entre los congresistas mencionados se encuentran las senadoras Elissa Slotkin y Mark Kelly, así como los representantes Jason Crow, Maggie Goodlander, Chris Deluzio y Chrissy Houlahan.
«Esto es realmente malo y peligroso para nuestro país», escribió Trump en su red social Truth Social. «Sus palabras no pueden permitirse. ¡¡¡COMPORTAMIENTO SEDICIOSO DE TRAIDORES!!! ¿ENCERRARLOS???». En una publicación posterior, añadió: «¡COMPORTAMIENTO SEDICIOSO, condenable con la MUERTE!».
Si bien Trump no especificó qué acciones legales podría tomar contra los legisladores, sus declaraciones han sido interpretadas como una amenaza directa y una escalada en su retórica contra los demócratas. El presidente restableció la pena de muerte federal mediante una orden ejecutiva al inicio de su administración, describiéndola como una herramienta esencial para disuadir y castigar crímenes atroces.
Es importante destacar que la Constitución de los Estados Unidos no menciona explícitamente la sedición, pero sí define la traición, que incluye declarar la guerra contra el país o prestar ayuda a sus enemigos. El Congreso tiene la facultad de declarar el castigo para la traición, incluida la pena de muerte. La sedición, por su parte, es un delito federal cuya pena máxima es una condena de prisión de hasta 20 años.
Históricamente, menos de 30 personas han sido acusadas de traición en Estados Unidos, y solo en 16 ocasiones se han ejecutado sentencias de muerte por este delito desde la entrada en vigor de la Constitución en 1789. Trump supervisó 13 ejecuciones federales en los últimos meses de su primer mandato, convirtiéndose en el ejecutor más prolífico del país en más de un siglo.
Este incidente se suma a la polémica generada por el anuncio de Trump en agosto de 2025 de buscar la pena de muerte para casos de asesinato en Washington D.C., a pesar de que la ciudad abolió el castigo capital en 1981. Sus acciones han generado un debate sobre la aplicación de la pena de muerte, los límites del poder presidencial y la polarización política en el país.
La controversia desatada por las declaraciones de Trump sobre la pena de muerte para legisladores demócratas subraya la creciente tensión política en Estados Unidos y plantea serias interrogantes sobre el futuro de la democracia y el respeto a los derechos civiles en el país. Los analistas políticos coinciden en que este incidente podría tener un impacto significativo en las próximas elecciones y en la percepción internacional de la democracia estadounidense.
