Un innovador tratamiento contra el cáncer de mama hereditario ha logrado una tasa de supervivencia del 100% en un ensayo clínico, marcando un hito significativo en la oncología moderna. La investigación, liderada por expertos del Hospital Addenbrooke y la Universidad de Cambridge, ofrece una nueva esperanza para pacientes con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, que históricamente han enfrentado desafíos considerables en el tratamiento de esta enfermedad.
A diferencia del enfoque estándar que combina quimioterapia e inmunoterapia, el nuevo régimen terapéutico incluye el uso de olaparib, un fármaco dirigido contra el cáncer, administrado antes de la cirugía. Este método se centra en un ciclo de quimioterapia seguido de olaparib, y los resultados han sido sorprendentes: el 100% de las pacientes tratadas sobrevivieron tres años después de la intervención quirúrgica.
Publicado en Nature Communications, el estudio ha sido aclamado como uno de los más efectivos para tratar el cáncer de mama en etapas tempranas con mutaciones BRCA hereditarias. La intervención subraya la importancia de la administración precisa y oportuna de los tratamientos.
El profesor Jean Abraham, líder del ensayo, expresó su entusiasmo ante los resultados, destacando que es inusual obtener una tasa de supervivencia del 100% en un estudio de este tipo, especialmente en cánceres tan agresivos. El olaparib, ya disponible y utilizado en forma de comprimidos, actúa como un inhibidor del cáncer al atacar selectivamente las células tumorales.
El ensayo clínico Partner, que integró olaparib en la fase preoperatoria del tratamiento, reveló resultados alentadores. En este estudio, los pacientes recibieron quimioterapia seguida del fármaco olaparib antes de someterse a la cirugía. La introducción de un intervalo de 48 horas entre la quimioterapia y el tratamiento con olaparib permitió la recuperación de la médula ósea del paciente, haciendo que las células tumorales fueran más susceptibles al ataque del fármaco.
De los 39 pacientes que siguieron este régimen, solo uno experimentó una recaída después de la cirugía. En comparación, el grupo de control, que solo recibió quimioterapia, mostró una tasa de supervivencia del 88% al cabo de tres años, con nueve recaídas y seis muertes entre los 45 pacientes. Estos hallazgos resaltan el impacto positivo de combinar olaparib con quimioterapia en el tratamiento neoadyuvante, presentando una alternativa menos tóxica y más eficaz.
Tradicionalmente, el tratamiento estándar para estos tipos de cáncer incluye quimioterapia y, en algunos casos, inmunoterapia para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía. Sin embargo, este enfoque convencional ha mostrado tasas de éxito limitadas, especialmente en pacientes con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2.
El ensayo Partner buscó cambiar este paradigma al introducir el inhibidor de poli (ADP-ribosa) polimerasa (PARP), conocido como olaparib, después de la quimioterapia pero antes de la cirugía. Este tratamiento diferenciado se basó en la premisa de que podría haber un beneficio al permitir que las células normales del paciente, afectadas por la quimioterapia, se recuperen antes de recibir el tratamiento con olaparib, asegurando que las células tumorales permanezcan vulnerables.
Además de su aplicación en el cáncer de mama, el tratamiento innovador desarrollado por el ensayo Partner podría extender sus beneficios a otros tipos de cáncer influenciados por mutaciones en los genes BRCA, como los de ovario, próstata y páncreas. La estrategia de administrar el medicamento en un momento preciso después de la quimioterapia, permitiendo la recuperación de la médula ósea mientras se ataca el tumor de manera más efectiva, podría ofrecer un enfoque más específico y menos tóxico también para estos tipos de cáncer.
La capacidad de este tratamiento para mejorar las tasas de supervivencia y reducir las recaídas ha generado expectación sobre su potencial aplicación en otros cánceres relacionados genéticamente. En estos casos, la aplicación del régimen probado podría proporcionar una alternativa viable a las terapias actuales, que a menudo presentan una alta toxicidad y limitaciones en la eficacia, especialmente en etapas avanzadas de la enfermedad.