IMPACTO PANAMÁ
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Tensiones crecientes entre Brasil y Estados Unidos tras sanciones al Ministro de Justicia. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha denunciado públicamente lo que considera una “decisión irresponsable” por parte del gobierno de Estados Unidos, liderado por Donald Trump, tras la revocación de la visa de su ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski. Esta acción ha generado una ola de críticas y ha puesto de manifiesto la creciente tensión entre ambos países.
Según informes de medios brasileños presentes en una reunión de gabinete en Brasilia, Lula expresó su total solidaridad con Lewandowski y con otros magistrados brasileños que han sido afectados por restricciones similares impuestas por Washington. El mandatario calificó estas actitudes como “inaceptables”, no solo hacia el ministro de Justicia, sino también hacia cualquier autoridad brasileña.
Hasta el momento, el Departamento de Estado de Estados Unidos no ha emitido ninguna respuesta oficial a las consultas sobre la revocación de la visa del ministro de Justicia ni de otras autoridades brasileñas. Sin embargo, se ha informado que esta decisión se produce en el contexto de una serie de sanciones y restricciones implementadas por la administración Trump en los últimos meses. Estas medidas parecen ser una respuesta al proceso judicial en curso por el intento de golpe de Estado contra el expresidente Jair Bolsonaro, quien gobernó Brasil entre 2019 y 2022.
Durante la reunión ministerial, Lula respaldó públicamente a Lewandowski y describió la revocación de la visa como “una vergüenza para ellos, no para” el ministro. El mandatario añadió que Lewandowski debería estar orgulloso de sus acciones, las cuales, según Lula, han provocado que ciertos sectores odien a Brasil.
Además de la revocación de visas, la administración Trump ha implementado un aumento de aranceles a productos brasileños, llegando hasta el 50%. Lula ha respondido con firmeza, asegurando que Brasil no admitirá “insultos de nadie” y ha instado a sus ministros a defender la soberanía nacional. “Estamos dispuestos a sentarnos a la mesa en igualdad de condiciones. Lo que no estamos dispuestos es a que nos traten como si fuéramos subordinados. No aceptaremos eso de nadie”, enfatizó Lula.
En las últimas semanas, Washington también retiró la visa y sancionó al juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, quien está a cargo del proceso judicial por el intento de golpe contra Bolsonaro. Estas sanciones incluyeron la aplicación de la ley Magnitsky, que implica el bloqueo de activos en territorio estadounidense y la prohibición de realizar negocios con los funcionarios sancionados.
Lula también denunció la actuación de figuras de la oposición brasileña radicadas en Estados Unidos, como Paulo Figueiredo y Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, quienes, según Lula, están ejerciendo presión para lograr acciones más contundentes contra las autoridades judiciales de Brasil. El mandatario calificó estos hechos como “una de las peores traiciones que ha sufrido la patria”.
El gobierno brasileño considera que estas acciones son parte de una “caza de brujas” contra Bolsonaro y sus aliados. Bolsonaro se encuentra actualmente bajo prisión domiciliaria preventiva, acusado de conspiración y obstrucción de la justicia en el caso relacionado con el fallido intento de golpe de Estado en 2022. El Supremo Tribunal Federal de Brasil tiene previsto anunciar su veredicto definitivo sobre Bolsonaro a partir del próximo 2 de septiembre.
La escalada de tensiones se produce en un contexto de fuerte polarización política, donde el bolsonarismo mantiene un importante apoyo de sectores de la comunidad brasileña en Estados Unidos. La Policía Federal brasileña ha recomendado la imputación de Jair Bolsonaro y su hijo Eduardo por supuesta obstrucción del proceso penal.
En un gesto simbólico, Lula y algunos de sus ministros lucieron gorras azules con el lema “Brasil es de los brasileños” durante la reunión, reafirmando el nacionalismo ante las presiones externas. El retiro de visados y la imposición de sanciones han puesto de manifiesto la complejidad de la relación bilateral bajo la administración Trump, así como la defensa de la soberanía y la independencia judicial por parte del gobierno de Lula da Silva. La situación sigue evolucionando y se espera que tenga un impacto significativo en las relaciones futuras entre Brasil y Estados Unidos.
