El jefe del Ejército israelí se reunió con altos mandos para planear una expansión significativa de las operaciones en Gaza. Este viernes, Israel anunció una nueva fase en su ofensiva, tras la aprobación por parte del Gabinete de Seguridad de un plan militar que contempla la toma de control total del principal centro urbano de la Franja de Gaza por las Fuerzas de Defensa. Esta medida, impulsada directamente por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, es parte de una estrategia integral que busca, en palabras de su oficina, la derrota total de Hamas, el retorno seguro de todos los rehenes y el establecimiento de una administración civil alternativa que excluya tanto al grupo terrorista como a la Autoridad Palestina.
Netanyahu ha enfatizado que Israel no tiene la intención de mantener un control permanente sobre la Franja de Gaza. En cambio, el objetivo es establecer un «perímetro de seguridad» robusto y, posteriormente, transferir la administración a fuerzas árabes que no representen una amenaza para la seguridad israelí. «Eso no es posible con Hamas», declaró en una entrevista con Fox News, dejando claro que su gobierno descarta de manera inequívoca cualquier futuro político para el grupo islamista.
Este ambicioso plan se impone a una propuesta alternativa, rechazada internamente, que, según informes de medios israelíes, fue impulsada por el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir. Zamir habría expresado su oposición a una ocupación total de Gaza, argumentando que representa un riesgo inaceptablemente alto tanto para los rehenes como para la población civil atrapada en el conflicto.
La situación humanitaria en Gaza sigue deteriorándose a un ritmo alarmante. La población civil enfrenta condiciones cada vez más críticas, con un acceso extremadamente limitado a alimentos, agua potable y atención médica. Según datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud, al menos 99 personas han perdido la vida este año debido a causas directamente relacionadas con la malnutrición. Sin embargo, la OMS advierte que la cifra real de muertes relacionadas con la desnutrición podría ser significativamente mayor, dada la dificultad para acceder a información precisa en medio del caos y la destrucción.
El acceso a la ayuda humanitaria sigue siendo un desafío monumental. La ONU estima que se necesitan al menos 600 camiones diarios para cubrir las necesidades básicas de los aproximadamente 2,2 millones de habitantes del enclave. En la actualidad, solo ingresan entre 70 y 80 camiones, y las cargas que transportan están sujetas a restricciones significativas, lo que limita aún más su impacto en la mitigación de la crisis humanitaria. La comunidad internacional sigue presionando para un aumento significativo en la entrada de ayuda y un cese al fuego que permita una distribución más efectiva y segura de la asistencia.