IMPACTO PANAMÁ
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Elliot Castro tenía solo 16 años cuando cometió su primera estafa en un centro de llamadas de Glasgow, Escocia. Lo que comenzó como un pequeño fraude se convirtió rápidamente en una serie de audaces estafas que le permitieron vivir un estilo de vida suntuoso. Entre vuelos de primera clase y relojes de lujo, Castro logró robar 2,5 millones de libras esterlinas (poco más de 3 millones de dólares) antes de ser capturado en el baño de unos grandes almacenes de Edimburgo.
Ahora, a los 42 años, Castro trabaja como experto en prevención de fraude y comparte su historia en un nuevo documental de la BBC titulado «Confesiones de un adolescente estafador». En este relato, narra su ascenso desde abandonar la secundaria sin calificaciones hasta gastar 1.000 dólares en una botella de champán en un bar de Nueva York.
Castro recuerda con detalle cómo comenzó su carrera delictiva. En una entrevista reciente, reveló cómo fingió un problema con una tarjeta de crédito para obtener los datos bancarios de un cliente. “No recuerdo haber tenido un momento eureka”, comentó. “Fue más bien algo que hice una vez y pensé: ‘Me pregunto si puedo seguir haciendo esto’”.
Sus gastos, que al principio eran modestos, pronto aumentaron rápidamente. «Ese fue el comienzo de cinco años de locura absoluta desde que tenía 16 años hasta los 21, 22”, relató. Su vida de lujo incluyó compras extravagantes, como un cinturón Gucci de 300 libras esterlinas y un vuelo de primera clase a Nueva York que costó más de 8.000 libras esterlinas.
El joven estafador también viajó por Europa y América del Norte, alojándose en hoteles de cinco estrellas y codeándose con celebridades. Durante su tiempo en Irlanda, Castro llegó a conocer a miembros de la banda U2 en el hotel Clarence de Dublín.
Sin embargo, sus actividades delictivas no pasaron desapercibidas. Tuvo varios roces con la ley, incluyendo un arresto en Toronto y múltiples condenas de prisión. En un giro del destino, Castro encontró en la cárcel una oportunidad para aprender sobre internet, lo que utilizó más tarde para cometer fraudes cibernéticos.
Finalmente, su carrera delictiva llegó a su fin en 2003 cuando fue arrestado en Edimburgo. Castro fue condenado a dos años de cárcel en 2004 por delitos de fraude valorados en más de 73.000 libras esterlinas. Reflexionando sobre sus acciones, Castro señaló que una mejor comunicación entre las agencias de policía y las empresas de tarjetas de crédito podría haberlo detenido más rápido.
Hoy en día, Castro se dedica a prevenir los mismos delitos que una vez cometió. “Cuando comencé a hacer esto, nunca pensé en la gente”, confesó. “Más de 20 años después, me gusta pensar que he hecho reparaciones”. Ahora trabaja con instituciones financieras y empresas de viajes, utilizando su experiencia para ayudar a detener estafas sofisticadas.
El documental de la BBC ofrece una visión fascinante de su vida y el viaje de redención de un hombre que pasó de ser un adolescente estafador a un experto en prevención de fraudes.
