Ante la creciente amenaza del cambio climático y la escasez de viviendas, los Países Bajos están emergiendo como líderes en la creación de barrios flotantes, una audaz solución para un mundo que se hunde. Estas comunidades acuáticas no solo ofrecen una alternativa de vivienda sostenible, sino que también inspiran proyectos ambiciosos en países vulnerables a las inundaciones, desde la Polinesia Francesa hasta las Maldivas.
En Ámsterdam, la comunidad flotante de Schoonschip demostró su resiliencia durante una fuerte tormenta en 2022. Sus residentes, preparados y seguros, vieron cómo su vecindario se elevaba y descendía con las aguas, demostrando la viabilidad y seguridad de este tipo de construcciones. Siti Boelen, residente de Schoonschip, expresa su sorpresa ante la falta de prioridad global en la construcción sobre el agua, destacando la seguridad que proporciona durante las tormentas.
El auge de los barrios flotantes en los Países Bajos responde a la necesidad de adaptarse al aumento del nivel del mar y a la escasez de terrenos disponibles. Las autoridades locales están modificando las leyes de zonificación para facilitar la construcción de estas viviendas, reconociendo su potencial para un uso multifuncional del espacio y su contribución a la sostenibilidad. Nienke van Renssen, concejala de Ámsterdam, subraya el interés del municipio en expandir este concepto.
Las comunidades flotantes neerlandesas se han convertido en un modelo para proyectos a gran escala en todo el mundo. Ingenieros holandeses lideran iniciativas en países como Reino Unido, Francia, Noruega, la Polinesia Francesa y las Maldivas, donde el aumento del nivel del mar representa una amenaza existencial. Incluso se ha propuesto la creación de islas flotantes en el mar Báltico para albergar pequeñas ciudades.
A diferencia de las casas bote, las casas flotantes están fijadas a la orilla, generalmente mediante postes de acero, y conectadas a los servicios públicos. Su estructura es similar a la de las casas terrestres, pero cuentan con un casco de hormigón que les proporciona estabilidad en el agua. En los Países Bajos, suelen ser casas adosadas prefabricadas, construidas con materiales convencionales. Su sencillez y adaptabilidad las convierten en una solución prometedora para la expansión urbana en la era del cambio climático.
Koen Olthuis, fundador de Waterstudio, un estudio de arquitectura especializado en edificios flotantes, considera que la sencillez de estas construcciones es su mayor ventaja. Sus diseños se estabilizan mediante postes que absorben los impactos, minimizando la sensación de movimiento. Olthuis visualiza un futuro en el que las casas flotantes transformen las ciudades de manera similar a como lo hizo el ascensor, impulsando el crecimiento horizontal.
En los Países Bajos, un país con una larga historia de lucha contra el mar, la construcción sobre el agua no es una idea descabellada. Ámsterdam cuenta con miles de casas bote tradicionales, y cientos de personas se han mudado a casas flotantes en barrios revitalizados. Schoonschip, un proyecto innovador, alberga 30 casas con sistemas sostenibles de energía y gestión de recursos, donde los residentes comparten bienes y servicios.
Rotterdam, una ciudad situada en gran parte por debajo del nivel del mar, alberga el edificio de oficinas flotante más grande del mundo y una granja flotante. La ciudad ha integrado los edificios flotantes en su Estrategia de Adaptación y Resistencia al Cambio Climático, viéndolos como una oportunidad en lugar de una amenaza.
El programa neerlandés «Espacio para el Río», implementado en 2006, permite inundaciones estratégicas en zonas específicas durante fuertes lluvias, adaptándose al aumento del nivel del agua en lugar de resistirlo. Esta estrategia, junto con la construcción de casas flotantes, podría aliviar la escasez de viviendas en el país.
Blue21, una empresa tecnológica neerlandesa, está trabajando en islas flotantes en el mar Báltico, con capacidad para 50.000 personas. Waterstudio supervisará la construcción de un complejo de viviendas flotantes en las Maldivas, un proyecto que busca proporcionar viviendas asequibles y sostenibles para 20.000 personas, al tiempo que promueve la vida marina.
A pesar de los desafíos, como el balanceo causado por el viento, la lluvia o el paso de grandes embarcaciones, y la necesidad de infraestructura adicional, los beneficios de las casas flotantes superan los costos. Rutger de Graaf, de Blue21, destaca el potencial de estos desarrollos para salvar vidas y evitar daños económicos, especialmente ante el aumento de eventos climáticos extremos.
La expansión hacia el agua se presenta como una alternativa viable a la migración forzada por el aumento del nivel del mar. Ante la perspectiva de que cientos de millones de personas sean desplazadas en el futuro, la ampliación de los desarrollos flotantes se vuelve una necesidad urgente.
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