La ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, ha lanzado una seria advertencia sobre la amenaza que representa la denominada «flota fantasma» rusa para la seguridad internacional y el medio ambiente, tras el reciente incidente con un cable submarino en el Mar Báltico.
La declaración surge después de que Finlandia retuviera un buque sospechoso de dañar el cable Estlink 2, que conecta las redes eléctricas de Finlandia y Estonia. Según Baerbock, estos incidentes no son aislados, ya que «los buques dañan casi todos los meses importantes cables submarinos en el mar Báltico» mediante maniobras aparentemente injustificadas con sus anclas.
Doce países europeos, incluyendo Reino Unido, Noruega e Islandia, han formado un frente común para combatir esta amenaza. La coalición ha acordado implementar medidas más estrictas contra esta flota, que Rusia utiliza para eludir sanciones internacionales y continuar con la venta de hidrocarburos.
Entre las acciones concretas, seis países europeos -Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Polonia, Finlandia y Estonia- exigirán pruebas de seguro a los buques sospechosos que naveguen por puntos estratégicos como el Canal de la Mancha y el Golfo de Finlandia. Esta medida busca aumentar el control sobre una flota que, según las autoridades, también transporta material militar y grano ucraniano robado.
La Unión Europea ya ha sancionado a más de 50 buques vinculados a esta «flota fantasma» desde mediados de diciembre. El próximo martes, los países miembros de la Fuerza Común Expedicionaria (JET) se reunirán en Tallin para coordinar acciones adicionales contra esta amenaza creciente para la infraestructura crítica europea.