En un mundo cada vez más dominado por algoritmos y la inteligencia artificial (IA), la verdadera amenaza no reside en la tecnología en sí, sino en la pasividad y la falta de pensamiento crítico de los seres humanos. Así lo afirma la periodista y escritora española Laura G. De Rivera, autora del libro «Esclavos del Algoritmo: Manual de Resistencia en la Era de la Inteligencia Artificial».
De Rivera, en una entrevista en el marco del Hay Festival de Arequipa, advierte sobre cómo la IA, aunque diseñada para facilitarnos la vida, está sutilmente moldeando nuestras decisiones y comportamientos, a menudo sin que siquiera nos demos cuenta. «Vivimos inmersos en pensamientos, deseos y sentimientos impuestos desde fuera porque resulta que los humanos somos bastante predecibles», explica.
La experta destaca que las plataformas digitales, como Instagram o TikTok, se nutren de nuestra información personal, convirtiéndonos en trabajadores gratuitos que alimentan sus algoritmos. Esta información, que incluye desde nuestras preferencias hasta nuestros hábitos, es utilizada para predecir nuestros deseos con una precisión sorprendente, a veces incluso superando el conocimiento que tienen de nosotros nuestros propios familiares. El problema, según De Rivera, es que esta hiper-personalización tiene un costo: la pérdida de libertad, imaginación y la capacidad de ser nosotros mismos.
¿Cómo evitar caer en esta «esclavitud algorítmica»? La solución, según la autora, es sorprendentemente simple: pensar. «Es una capacidad humana que está en desuso», lamenta, refiriéndose a la constante distracción que ofrecen los dispositivos móviles y la sobrecarga de información que recibimos a diario. Recuperar el hábito de reflexionar, de cuestionar la información que consumimos y de tomar decisiones conscientes es fundamental para mantener nuestra autonomía.
De Rivera enfatiza la importancia de la educación para comprender cómo funcionan estas plataformas y cómo monetizan nuestros datos. «Es importante que la gente entienda lo valiosísima que es toda la información que estamos dando sobre nosotros», subraya. Además, aboga por una regulación que proteja a los usuarios y por el desarrollo de una ética en las empresas que utilizan la IA.
La periodista también destaca la valentía de los «whistleblowers», personas que, como Edward Snowden o Sophie Zhang, se atreven a denunciar las prácticas cuestionables de las grandes tecnológicas. Sus testimonios son cruciales para comprender los riesgos de la vigilancia masiva, la manipulación de la opinión pública y la discriminación algorítmica.
En última instancia, De Rivera señala que el verdadero peligro no es la IA en sí misma, sino la «estupidez humana», es decir, la pereza y la falta de voluntad para pensar por nosotros mismos. «Nuestra pereza es tan grande que si nos dan las cosas hechas, pues mucho mejor», advierte, lo que nos hace más vulnerables a la manipulación y al control.
La experta concluye con un llamado a la acción: a recuperar nuestra capacidad de pensar críticamente, a informarnos sobre cómo funcionan las plataformas digitales y a exigir una regulación que proteja nuestros derechos en la era de la inteligencia artificial. Solo así podremos evitar convertirnos en «esclavos del algoritmo» y preservar nuestra libertad y autonomía.
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