Ucrania ha iniciado una evacuación masiva de la ciudad de Dobropillia, ubicada a tan solo 15 kilómetros de la línea del frente, ante el avance implacable de las fuerzas rusas. Esta medida drástica se produce tras la intensificación de la ofensiva rusa en las últimas semanas, generando una situación de extrema vulnerabilidad para los residentes de la zona.
Decenas de residentes, incluyendo familias con niños y personas con discapacidad, han sido evacuados en autobuses, llevando consigo sus pertenencias más esenciales. La amenaza constante de ataques con drones y bombardeos ha convertido la vida en Dobropillia en una pesadilla diaria.
La evacuación de Dobropillia, una ciudad de origen minero en la región oriental de Ucrania, se produce tras la autoproclamada toma de Chásiv Yar por parte del Ministerio de Defensa ruso. Chásiv Yar, considerada una ciudad estratégica clave, servía como una barrera defensiva crucial para las fuerzas ucranianas. Su aparente caída ha intensificado la presión sobre las líneas defensivas ucranianas, obligando a la evacuación de áreas circundantes.
Según cifras de la misión humanitaria Proliska, más de 1,250 personas han sido evacuadas de Dobropillia y sus alrededores en las últimas dos semanas. Entre los evacuados, cerca de 260 personas presentan graves problemas de salud o movilidad, lo que dificulta aún más el proceso de evacuación.
Liubov, una residente local, describió el impacto emocional de la evacuación forzada como «imposible de expresar». La dificultad de abandonar su hogar y todo lo que conoce es una carga emocional pesada para ella y muchos otros residentes. Ante la pregunta sobre la posibilidad de un alto el fuego o el plazo de diez días anunciado por el presidente estadounidense Donald Trump para que Rusia facilite un acuerdo de paz, Liubov expresó su escepticismo, afirmando que el presidente ruso Vladimir Putin «no escucha a nadie».
Denys Naumov, voluntario de Proliska, describió la situación como volátil y en constante escalada desde el 17 de julio. Su equipo ha evacuado a más de 1,250 personas, en su mayoría ancianos o personas con dificultades de movilidad, incluso durante días festivos. Naumov señaló la presencia constante de explosiones y fuego de artillería durante las operaciones de evacuación, así como la amenaza de ataques de drones y bombas guiadas.
Antes de la intensificación de la ofensiva, Dobropillia contaba con una población de aproximadamente 30,000 personas. Los residentes han sido testigos de cómo el frente se acercaba progresivamente, pasando de más de 50 kilómetros de distancia a principios del año pasado a tan solo 15 kilómetros en la actualidad. Esta proximidad ha permitido que los ataques con drones rusos alcancen la infraestructura civil, causando daños significativos y poniendo en peligro la vida de los civiles.
El 16 de julio, un bombardeo con una bomba de medio tonelada destruyó el principal centro comercial de la ciudad, causando dos muertes y más de 20 heridos. Este trágico incidente subraya la creciente amenaza que enfrentan los residentes de Dobropillia y la necesidad urgente de su evacuación.
La captura de Chásiv Yar representa un golpe estratégico para las defensas ucranianas en la región de Donetsk. Aunque el Ministerio de Defensa ruso confirmó la toma de la ciudad, fuentes militares ucranianas lo niegan y denuncian bombardeos continuos en el sector. Chásiv Yar, que antes del conflicto tenía una población de aproximadamente 12,000 personas, era considerada clave para la protección de las ciudades de Kostiantinivka, Kramatorsk y Sloviansk. Según funcionarios rusos, la caída de la ciudad supone el «desmoronamiento» de la línea defensiva ucraniana en dirección a Kostiantinivka.
Mientras tanto, el conflicto se mantiene estancado en el plano diplomático. Trump ha exigido a Putin que retire sus tropas antes de una fecha límite, bajo amenaza de endurecer las sanciones. Sin embargo, el líder ruso continúa demandando que Ucrania ceda los territorios ocupados y renuncie a su integración en la OTAN, requisitos rechazados por Kiev y sus aliados occidentales. La situación sigue siendo tensa e incierta, con un futuro impredecible para los residentes de Dobropillia y otras ciudades en la línea del frente.