En un contexto de alta tensión internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantuvo una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin, justo antes de reunirse con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, en Washington. La noticia fue anunciada por el propio Trump a través de su plataforma Truth Social, generando gran expectativa ante la posible discusión sobre el futuro de la asistencia militar estadounidense a Ucrania.
Según Trump, la conversación con Putin fue «larga» y ambos mandatarios se comprometieron a informar sobre los contenidos una vez concluida. Este diálogo se produce en un momento crucial, ya que la administración Trump está considerando la controvertida opción de suministrar misiles Tomahawk a Ucrania, una medida que Moscú ha calificado como un «nuevo paso de agresión».
El Kremlin, a través de su portavoz Dmitri Peskov, ha advertido que la transferencia de misiles Tomahawk a Kiev representaría una escalada significativa del conflicto. Peskov subrayó que Rusia considera esta opción como una amenaza directa a su seguridad nacional, dado el alcance de los misiles, capaces de alcanzar objetivos en Moscú y otras ciudades clave. Además, el portavoz del Kremlin expresó dudas sobre la capacidad de las fuerzas ucranianas para operar esta tecnología avanzada sin el apoyo logístico y de inteligencia de países aliados.
Peskov también acusó a servicios secretos occidentales, incluyendo al Reino Unido, de participar en la planificación y apoyo de los recientes ataques ucranianos a infraestructuras estratégicas rusas, como refinerías y fábricas. Estas acusaciones añaden una capa adicional de complejidad a la ya tensa situación.
Por su parte, Trump ha manifestado su intención de plantear a Zelensky la posibilidad de lanzar un ultimátum a Putin, exigiendo el inicio de negociaciones de paz bajo la amenaza de facilitar a Kiev la tecnología Tomahawk. Según Peskov, el tema de los misiles Tomahawk ha estado presente en las discusiones.
Mientras tanto, Mijailo Podoliak, consejero presidencial ucraniano, instó a una mayor capacidad de ataque de largo alcance para Ucrania, argumentando que tras el supuesto sabotaje ruso del proceso diplomático iniciado por Trump, la Casa Blanca busca nuevas vías para la paz.
Se espera que Zelensky llegue a Washington con una estrategia renovada, centrada en el fortalecimiento del armamento de largo alcance, con el objetivo de aumentar el costo de la guerra para Rusia y presionarla para sentarse a la mesa de negociaciones. Las autoridades rusas insisten en que Ucrania requiere asesoramiento occidental no solo para operar sistemas avanzados como el Tomahawk, sino también para mantener el ritmo de ataques en el frente.
Recientemente, Trump instó a Putin a poner fin a los ataques en Ucrania, lamentando la pérdida de vidas tanto ucranianas como rusas. También cuestionó la fortaleza de la maquinaria de guerra rusa. Estas declaraciones se producen en un contexto en el que la colaboración de la administración estadounidense en tareas de inteligencia y planificación para operativos ucranianos sobre territorio ruso ha sido objeto de debate, según informes de medios como el Financial Times. La situación sigue siendo fluida y el resultado de las reuniones entre Trump, Putin y Zelensky será determinante para el futuro del conflicto en Ucrania.