El Paris Saint-Germain (PSG) alcanzó la gloria máxima a nivel de clubes al consagrarse campeón de la Copa Intercontinental de la FIFA. En una final dramática disputada en el Ahmad Bin Ali Stadium, el equipo francés se impuso al Flamengo en la tanda de penales (2-1), tras igualar 1-1 en el tiempo reglamentario y la prórroga.
La gran figura de la noche fue el arquero ruso Matvey Safonov, quien escribió su nombre en los libros de historia al detener cuatro remates desde los doce pasos, frustrando las esperanzas del conjunto brasileño y dándole a Luis Enrique su primer título mundial con el club parisino.
Un duelo de alta tensión
El encuentro comenzó con el PSG dominando la posesión y golpeando primero. Tras un error en la salida del arquero argentino Agustín Rossi, el georgiano Khvicha Kvaratskhelia aprovechó el oportunismo para poner el 1-0 a favor de los europeos.
Sin embargo, el «Mengão» no bajó los brazos y encontró la paridad a través de una jugada cargada de controversia. El árbitro estadounidense Ismail Elfath señaló un penal tras una falta de Marquinhos sobre Giorgian De Arrascaeta. El mediocampista italiano Jorginho, con su habitual jerarquía, cambió la falta por gol para decretar el 1-1.
Safonov: El héroe inesperado
Aunque ambos equipos tuvieron oportunidades de liquidar el pleito en los 90 minutos y el PSG mostró mayor ambición en el tiempo extra, el destino se selló en los penales. Fue allí donde Matvey Safonov se agigantó bajo los tres palos:
- Atajó 4 tiros: Una marca casi sin precedentes en finales internacionales.
- Seguridad absoluta: Su actuación eclipsó la gala de su compañero Dembélé, demostrando la profundidad de la plantilla francesa.
Cierre de un año histórico
Con este trofeo, el PSG cierra un 2025 inolvidable, sumando la Copa Intercontinental a su palmarés tras haber conquistado la Champions League. Por su parte, el Flamengo se despide con la frente en alto, habiendo competido de igual a igual contra la potencia europea, pero quedándose a las puertas de repetir la hazaña de 1981.
IMPACTO PANAMÁ