La Serie A italiana ha sido testigo de un inusual acto de protesta por parte de los ultras del Inter de Milán y del AC Milan, quienes han unido fuerzas para expresar su descontento ante las recientes restricciones impuestas por las directivas de sus respectivos clubes. Esta medida sin precedentes ha generado un revuelo en el mundo del fútbol italiano, y a continuación, exploraremos los motivos detrás de esta inédita manifestación conjunta.
Los ultras, conocidos por su ferviente apoyo y su papel influyente en las gradas, han optado por el silencio absoluto en los estadios y, en algunos casos, por la ausencia total en los partidos. Esta drástica decisión es una respuesta directa a las limitaciones impuestas por los clubes, que restringen el acceso de ciertos aficionados y prohíben la entrada de banderas y pancartas.
La raíz del conflicto reside en la determinación de las autoridades de los clubes de la Ciudad de la Moda de controlar las acciones de los grupos más radicalizados de las gradas, tras la revelación de irregularidades y delitos atribuidos a estos sectores. Sin embargo, los ultras argumentan que estas sanciones afectan indiscriminadamente a todos los seguidores, castigando a la masa de aficionados por las acciones de unos pocos.
La Curva Sud, la agrupación de seguidores del AC Milan, manifestó su descontento durante el partido inaugural frente al Cremonese, manteniendo un silencio ininterrumpido durante los 90 minutos. En un comunicado difundido en sus redes sociales, la Curva Sud denunció la prohibición de casi todas las pancartas antiguas y la existencia de una «lista negra» que impide a algunos aficionados abonarse en ciertas zonas del estadio. Consideran ilógico que se les prohíba abonarse por razones de orden público, pero que se les permita comprar entradas individuales para la misma zona.
Por su parte, la Curva Nord, que representa a los fanáticos del Inter de Milán, intensificó la protesta al no presentarse en el estadio de San Siro durante el encuentro ante el Torino. A través de sus canales oficiales, el grupo denunció el constante aumento de precios y la existencia de «listas negras» que impiden a jóvenes aficionados renovar sus abonos sin justificación válida. Alegan que muchos de los afectados ni siquiera tienen antecedentes ni problemas legales.
La Curva Nord exige condiciones que consideran básicas para cualquier aficionado, solicitando que San Siro deje de ser un lugar blindado y vuelva a ser un estadio pensado para la gente, con entradas accesibles para todos los que quieran ver al Inter. Subrayan que no están pidiendo privilegios, sino lo que consideran normal en cualquier estadio de Italia y Europa.
Es importante recordar que, hace algunos meses, las autoridades italianas detuvieron a siete ultras del Inter y del Milan, acusados de usura, extorsión y falsificación de facturas con agravante de relación con la mafia. Este hecho, junto con la detención previa de 19 hinchas de ambos equipos por delitos de conspiración criminal, extorsión y lesiones, ha puesto de manifiesto la problemática de la violencia y la criminalidad en el entorno de los ultras.
Estos incidentes han llevado a los clubes a tomar medidas más estrictas para controlar a los grupos más radicalizados, lo que ha generado la actual protesta. La situación sigue siendo tensa, y queda por ver cómo se resolverá este conflicto entre los ultras y las directivas de los clubes milaneses.