Los misterios del Mar Muerto siguen fascinando a científicos de todo el mundo. Un reciente estudio ha arrojado luz sobre la formación de las impresionantes estructuras de sal que lo rodean, revelando detalles sorprendentes sobre este fenómeno geológico único. El Mar Muerto, ubicado entre Israel y Jordania, es un lago hipersalino que se encuentra en el punto más bajo de la Tierra, aproximadamente 430 metros por debajo del nivel del mar. Su extrema salinidad, diez veces superior a la de los océanos, crea un entorno propicio para la formación de depósitos de sal gigantescos.
Estos depósitos, compuestos principalmente de halita (cloruro de sodio), se forman a medida que el agua del lago se evapora. Eckart Meiburg, ingeniero mecánico de la Universidad de California en Santa Bárbara, explica que el proceso de evaporación ocurre principalmente en los meses de verano, cuando la capa superficial del agua se enfría y se hunde, formando cristales de sal que se precipitan al fondo del lago como «nieve salina». Este fenómeno, que ocurre durante todo el año, contribuye al crecimiento continuo de los depósitos.
Lo que hace especial al Mar Muerto es que permite a los científicos observar este proceso en tiempo real, algo que no es posible en otros lugares donde existen estructuras similares, como bajo el mar Mediterráneo. Meiburg establece un paralelismo geológico entre el Mar Muerto y el Mediterráneo, recordando que hace millones de años, el Estrecho de Gibraltar se cerró, impidiendo la entrada de agua del Atlántico Norte y provocando que el Mediterráneo casi se secara. Este evento, similar a lo que ocurre actualmente en el Mar Muerto, ofrece valiosas lecciones sobre la formación de depósitos salinos a gran escala.
El estudio, publicado en Annual Review of Fluid Mechanics, combinó observaciones de campo, experimentos de laboratorio y simulaciones computacionales para comprender mejor el mecanismo detrás de la formación de estos depósitos. Uno de los hallazgos más importantes fue que la precipitación de sal ocurre durante todo el año, no solo en invierno como se pensaba anteriormente.
La investigación también destaca la relevancia de estos hallazgos para comprender la estabilidad y erosión de las costas a nivel global. El nivel del Mar Muerto está disminuyendo aproximadamente un metro por año, una tendencia que se observa en otros lagos y mares debido al cambio climático. Este descenso progresivo ofrece un modelo para analizar eventos similares que ocurrieron en el pasado geológico de la Tierra y anticipar los efectos de las presiones ambientales actuales y futuras.
A pesar de su nombre, el Mar Muerto alberga vida, aunque limitada a organismos extremófilos adaptados a su alta salinidad. Bacterias, arqueas y virus halófilos prosperan en este entorno único, junto con algas como la Dunaliella parva y algunas especies de hongos y plantas tolerantes a la sal.
Sin embargo, el cambio climático está exacerbando la situación del Mar Muerto. Las altas temperaturas y la disminución de las lluvias están acelerando la evaporación y reduciendo el flujo de agua dulce, lo que podría llevar a una reducción drástica del lago para el año 2050. Este escenario subraya la importancia de comprender los procesos geológicos que ocurren en el Mar Muerto y su relación con el cambio climático, para así desarrollar estrategias de gestión y conservación que permitan preservar este valioso ecosistema.