En un evento que redefine los límites de la compensación ejecutiva y la ambición tecnológica, Elon Musk celebró la aprobación de un paquete de acciones valorado en un billón de dólares por parte de los accionistas de Tesla. Este hito, alcanzado el 7 de noviembre de 2025, no solo consolida el control de Musk sobre el fabricante de vehículos eléctricos, sino que también lo posiciona como un líder visionario en la carrera por la robótica avanzada.
La aprobación, que superó el 75% del accionariado a pesar de la oposición de algunos inversores institucionales clave, se produce tras una intensa campaña por parte del consejo de administración de Tesla. Robyn Denholm, presidenta del consejo, advirtió que la negativa podría llevar a Musk a abandonar la empresa, subrayando la importancia de su liderazgo para el futuro de Tesla.
Este paquete de compensación sin precedentes está ligado al cumplimiento de 12 objetivos ambiciosos que, de alcanzarse, otorgarían a Musk más del 25% del accionariado de la compañía. Este nivel de control es crucial para Musk, quien ha expresado su deseo de construir un «enorme ejército robótico» con el humanoide Optimus.
“No me siento cómodo construyendo ese ejército de robots si no tengo al menos una fuerte influencia”, afirmó Musk el pasado 22 de octubre, dejando claro que su visión va más allá de los vehículos eléctricos y se adentra en el terreno de la inteligencia artificial y la automatización.
La celebración de la aprobación tuvo un toque futurista. Musk apareció en el escenario de la sede de Tesla en Austin, Texas, acompañado de un robot Optimus danzante, en medio de vítores y aplausos. El empresario agradeció al consejo de administración y anunció el inicio de “un nuevo libro” para Tesla con Optimus como protagonista.
Musk visualiza a Optimus como el “mayor producto de la historia”, superando incluso a los teléfonos móviles en su impacto. Para materializar esta visión, Tesla planea establecer una línea de montaje en su planta de Fremont, California, con una capacidad de producción de un millón de unidades anuales, y otra en Austin, con capacidad para 10 millones de unidades.
A pesar de que Optimus aún se encuentra en fase de desarrollo y carece de aplicaciones prácticas inmediatas, Musk anticipa un futuro con miles de millones de unidades en funcionamiento, capaces de erradicar la pobreza a nivel mundial. El empresario confía en que Tesla es la única empresa con la capacidad de lograr estos objetivos ambiciosos.
“Tesla ya es el mayor fabricante de robots del mundo porque cada vehículo es un robot”, declaró Musk, diferenciando a Optimus como un robot con brazos y piernas, en contraposición a los robots con ruedas que son sus vehículos.
Con la aprobación de esta histórica compensación y la expansión de Tesla hacia la robótica, Elon Musk consolida su posición como un líder visionario dispuesto a desafiar los límites de la tecnología y a transformar el futuro de la humanidad. El camino hacia la materialización de su visión robótica apenas comienza, pero el primer paso ya está dado.
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