IMPACTO PANAMÁ
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En una escalada de tensiones en la región del Caribe, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la muerte de tres individuos calificados como «narcoterroristas venezolanos» en una operación militar llevada a cabo por el Comando Sur de Estados Unidos. El incidente, según Trump, tuvo lugar en aguas internacionales y se dirigió contra una embarcación que transportaba narcóticos ilegales.
Trump, en un mensaje publicado en sus redes sociales, justificó el ataque como una medida necesaria para proteger la seguridad nacional de Estados Unidos, alegando que estos «cárteles del narcotráfico extremadamente violentos representan una amenaza» para los intereses vitales del país. El mandatario republicano enfatizó que la operación se realizó bajo sus órdenes y que no hubo bajas estadounidenses.
Este incidente se produce tras otro ataque similar ocurrido a principios de septiembre, en el que Estados Unidos derribó una lancha que, según Washington, transportaba drogas y miembros del grupo criminal venezolano Tren de Aragua. El gobierno de Nicolás Maduro negó rotundamente estas acusaciones y condenó el ataque, que dejó al menos 11 muertos.
La justificación de Estados Unidos para estos ataques es la necesidad de frenar el flujo de drogas hacia su territorio. La situación se desarrolla en un contexto de un importante despliegue militar estadounidense en el sur del Caribe, con aviones de combate F-35 estacionados en Puerto Rico.
La administración Trump, antes de dejar el cargo, acusó repetidamente al gobierno de Maduro de liderar el denominado Cartel de los Soles, ofreciendo incluso una recompensa de 50 millones de dólares por información que condujera a su captura. Estas acusaciones han sido consistentemente negadas por el régimen de Caracas.
Estos acontecimientos han impactado negativamente las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela. A pesar de los acercamientos iniciales para tratar temas como el canje de prisioneros y la deportación de migrantes venezolanos, el aumento de la recompensa por Maduro y el despliegue militar han provocado la interrupción de las comunicaciones bilaterales. Maduro ha calificado al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, como «el señor de la muerte y la guerra».
La retórica de Washington se ha endurecido, con acusaciones directas contra Maduro de representar una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos debido al tráfico de drogas. La situación sigue siendo tensa, con un despliegue militar significativo y una retórica beligerante por parte de ambos países. Se espera que este incidente genere un mayor debate sobre la política exterior de Estados Unidos en la región y su estrategia para combatir el narcotráfico.
