Cada Navidad, millones de personas disfrutan de la versión live-action de El Grinch, pero pocos conocen el infierno personal que vivió su protagonista para dar vida al personaje. Recientemente, han vuelto a salir a la luz detalles sobre el inusual entrenamiento que Jim Carrey tuvo que recibir para no abandonar el rodaje: técnicas de resistencia a la tortura utilizadas por la CIA.
El desafío del maquillaje
Convertirse en el habitante más gruñón de Villa Quién no era tarea fácil. Carrey debía someterse a 8 horas diarias de aplicación de maquillaje y prótesis. El actor describió la sensación como «ser enterrado vivo cada día», debido a que el látex cubría casi todo su cuerpo y las lentes de contacto amarillas eran tan gruesas que irritaban sus ojos constantemente.
Entrenamiento de supervivencia
Tras el primer día de rodaje, Carrey estuvo a punto de renunciar. Fue entonces cuando el productor Brian Grazer contrató a un especialista en entrenamiento de agentes de la CIA para enseñarle técnicas de resistencia al dolor y manejo del aislamiento. Gracias a estos métodos de «interrogatorio psicológico», el actor pudo soportar las 100 veces que tuvo que maquillarse durante toda la producción.
Hoy, la película es un clásico indiscutible, pero su éxito se cimentó sobre una de las preparaciones más extremas en la historia del cine comercial.
IMPACTO PANAMÁ