En un ejercicio militar reciente en aguas del norte de Noruega, un submarino de la OTAN hundió una fragata desmantelada utilizando un torpedo, según imágenes divulgadas por la alianza. El ejercicio, denominado Ægir 25, se llevó a cabo cerca de Andøya, en el Ártico noruego, y tuvo como objetivo «verificar y demostrar el poder de ataque» del arma y el submarino, según un comunicado del Comando Aliado de la Fuerza Conjunta de Norfolk de la OTAN. El torpedo, disparado por un submarino de clase Ula de la marina noruega, utilizó una espoleta de proximidad que explotó debajo del casco de la fragata KNM Trondheim, provocando su rápido hundimiento.
La KNM Trondheim, una fragata construida en la década de 1960, ya había servido como blanco en pruebas anteriores, incluyendo una en 2013 con el misil Naval Strike Missile. Durante el ejercicio Ægir 25, la fragata fue sometida a múltiples ataques antes del golpe final del torpedo, incluyendo disparos de misiles Naval Strike Missile por parte de la fragata británica HMS Somerset, su contraparte noruega Thor Heyerdahl y fuerzas militares polacas. Antes del hundimiento, la superestructura original del barco fue reemplazada por contenedores de carga, que fueron atravesados por los misiles con ojivas de práctica.
Además del hundimiento de la KNM Trondheim, el ejercicio Ægir 25 también incluyó el hundimiento de otra fragata de clase Oslo de la década de 1960, la KNM Bergen. En este caso, un bombardero furtivo B-2 Spirit voló desde Estados Unidos y destruyó la Bergen mediante el lanzamiento de municiones de ataque directo conjunto.
El hundimiento de las fragatas, especialmente la KNM Bergen, ha generado fuertes críticas por parte de pescadores y organizaciones ambientalistas noruegas. Fiskebåt, la organización de interés y empleadores de la flota pesquera de alta mar, expresó su sorpresa por la decisión de hundir la Bergen en una zona de pesca importante y criticó la falta de comunicación previa por parte de las Fuerzas Armadas. La organización exige la remoción de los restos, argumentando que el naufragio podría ocasionar la pérdida o destrucción de equipos de pesca. La Asociación Noruega de Pescadores también reaccionó negativamente, señalando la preocupación por la contaminación marina.
Las Fuerzas Armadas noruegas afirman que los restos de los barcos funcionarán como arrecifes artificiales en el lecho marino. Sin embargo, esta declaración provocó críticas de Amigos de la Tierra Noruega, quienes argumentan que el establecimiento de arrecifes artificiales debe hacerse en el lugar correcto y por las razones correctas, siguiendo los acuerdos ambientales internacionales. Frode Vikebø, jefe de investigación del Instituto Noruego de Investigación Marina, también señaló que las áreas oceánicas están bajo presión y que la colocación de arrecifes artificiales generalmente se realiza donde hay una necesidad y después de una evaluación exhaustiva de cómo afectará la naturaleza. El ejercicio militar y sus consecuencias han puesto de relieve la tensión entre las necesidades de defensa y la protección del medio ambiente marino en el Ártico noruego. La controversia subraya la importancia de la comunicación y la consideración de los intereses de todas las partes interesadas en la planificación y ejecución de actividades militares en áreas sensibles.
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